08 febrero 2009

La familia y un ex más

Me he estado dando una vuelta esta mañana por Bollullos y parecía haber una especie de "run-run" generalizado a raíz de lo destapado sobre la comisión cobrada por el ex-cuñado del alcalde de Bollullos. Tuve tiempo de pararme un ratito en la plaza de las aceituneras a tomarme una "sin" y, de paso, hojear la edición impresa de Diario de Sevilla (de prestado, que el periódico estaba agotado en el quiosco). Entre los contenidos (dejando aparte el artículo aparecido hoy como continuación de la portada de ayer) me he encontrado con esta columna de opinión Pasa la vida de Juan Luis Pavón que, me parece, viene a resumir lo que muchos pensamos sobre lo que ha venido ocurriendo en Bollullos:


"SALTÓ la liebre en Bollullos. Un mamífero de rápido crecimiento que
halló terreno abonado en el Aljarafe y aprendió a manejar el lápiz y la
calculadora para vivir de las recalificaciones, aplicando el proverbio más
emblemático del capitalismo de papel: especulemos, que algo queda. Así
ha sido nuestra contestación hispánica a la competitividad
internacional del I+D. Que inventen ellos, aquí lo tenemos fácil para
hacer negocio rápido y sustancioso con el territorio de todos,
convertir el deseo en legalidad y sentar cátedra en el máster de los
intermediarios. Hasta que el tinglado se viene abajo por el hundimiento
del mercado financiero, porque una institución reguladora no trague con
el pasteleo o porque un ex cuñado se va de la lengua. La familia unida
permanece callada.


En el caso que conocieron ayer a través de
nuestras páginas, con la reclamación en un juzgado de Sevilla de la
comisión que el ex cuñado del alcalde de Bollullos exige por su
mediación en una compraventa de suelo ligada a las expectativas del
nuevo PGOU y al pacto de Antonino Gallego con Del Nido para construir
la Ciudad Deportiva del Sevilla y nada menos que 6.626 viviendas de
alto nivel (todo ello frenado en seco por la Junta de Andalucía) lo
realmente novedoso es que la morosidad se tramite por vía judicial. En
el fondo, todo es legal y normal en nuestro pequeño mundo, porque
comprador y vendedor firman un contrato privado con un intermediario y
estipulan el pago de cantidades. Es en el territorio de lo moral donde
se sustancia la controversia, que será contestada con el aquí no pasa nada porque todo lo que ha pasado tenía que pasar así y no de otra manera. Y la moral en estos asuntos no tiene más patria que decir lo que más convenga en cada momento.


Como ustedes saben, siempre es casual que en la transacción económica más
importante en un municipio esté por medio el cuñado del alcalde.
"



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