07 febrero 2010

Too little, too late?

Tras una semana mediática realmente terrible para el PSOE, el viernes pasado se anunciaban desde Moncloa las primeras propuestas para la reforma del mercado laboral, enmarcadas en una reunión a tres bandas entre sindicatos, patronal y ejecutivo.

El documento per se no se ha hecho público aún, aunque sí un avance del mismo enviado desde Ferraz. Dejando aparte las impresiones a raíz de las distintas intervenciones posteriormente a la reunión, y centrándome en el contenido de lo que se avanza, de nuevo mis sensaciones vuelven a ser bastante negativas.

Según la nota, la reforma del mercado laboral se ejecutará sin menoscabar los derechos de los trabajadores. Hasta ahí nada que reprochar, sobre todo teniendo en cuenta que, pese a la oposición frontal que se prevé montarán las centrales sindicales, el pensionazo es inevitable y nos veremos trabajando hasta los 67 llueva o truene. Desde lo personal, esa perspectiva no me hace ni pizca de gracia, pero intentando poner las cosas en perspectiva y, por encima de todo, mirando la pirámide de población en España a día de hoy, el que tengamos que trabajar más parece inevitable. A la luz de esta coyuntura sería incongruente pedir un nuevo sacrificio dando un paso atrás adicional en lo que se refiere a las condiciones de contratación.

Aquí se trata de combatir una situación de desempleo extrema, gestada por modelo de pan pa hoy... (PP), exacerbada por los adictos al pelotazo (empresarios) y no atajada a tiempo cuando empezaba a agotarse (PSOE). A grandes rasgos, se trataría de 5 bloques de medidas:

1. Medidas para favorecer el empleo de los jóvenes.
2. Medidas para aumentar la eficacia de los instrumentos de intermediación laboral
   (colocación o recolocación de trabajadores desempleados)
3. Revisión de la regulación del contrato temporal, del contrato a tiempo parcial y
   de las bonificaciones a la contratación.
4. Promover la reducción de la jornada laboral, como alternativa al despido en los
   ERES, mejorando la protección de los trabajadores afectados.
5. Mayor control del absentismo laboral y de los procesos de incapacidad laboral

Así, visto en abstracto y a priori, nada que objetar de nuevo. Los conceptos que se plantean inciden donde precisamente más problemas existen, si bien hecho en falta que, mientras se menciona explícitamente el control del absentismo, no se hace referencia a un mayor control empresarial y un ataque decidido contra la economía sumergida. Las cifras que mencionaba el mes pasado el ministro Corbacho son, sin duda alguna, motivo para que se haga un esfuerzo decidido para paliarlas (estamos hablando de entre un 16 y un 20% del PIB, que no es moco de pavo).

Y ahora es cuando nos encontramos con los grandes "peros": ¿Cómo? Desde siempre, la publicación de paquetes de medidas o de legislación por parte de los gabinetes de Zapatero siempre han venido acompañadas de bellas palabras. Durante la primera legislatura esas bellas palabras se correspondían con hechos acordes, si bien esa tendencia benigna parece haber desaparecido en esta segunda legislatura. El boceto de la praxis de esta reforma se antoja escandalosamente raquítico viniendo a consagrar la tendencia de oportunidades perdidas de este gobierno que apuntan blogueros de élite (wink, wink; nudge, nudge). Se habla de fomentar la contratación indefinida y reducir la temporalidad como ejes separados para esas medidas, cuando en realidad son complementarios entre sí. Se plantea el hacer más atractiva la contratación indefinida y a mí honestamente no se me ocurre cómo si no es previo paso del 90% de los empresarios patrios por lecciones de choque sobre las consecuencias de un staff turnover elevado y que se den cuenta de una vez que ahí precisamente radica la patética cifra de productividad de nuestro país.

Lo expuesto hasta ahora para una reforma del mercado laboral es escandalosamente insuficiente para acometer la necesaria transformación de nuestro modelo productivo. Sí, de acuerdo, por los limbos legales aún pulula la ya infame Ley de Economía Sostenible, con algunos contenidos prometedores en esta línea. Pero nos encontramos con medidas legales que parecen ir cada una siguiendo derroteros totalmente independientes, careciendo de un nexo de unión que garantice su efectividad. La reforma laboral, en sí, es totalmente insuficiente. La LES, en lo tocante al modelo productivo, carece de aún de un respaldo sólido en el que asentarse en la forma de fondos contantes y sonantes que permitan ese cambio. Y no nos olvidemos del tercer pilar de este entuerto: un sistema educativo que parece servir únicamente para crear mediocridad y fomentar el conformismo. Desde que supe de su existencia, soy un convencido del modelo finlandés: aúnen con valentía esas tres patas (mercado laboral, fomento real del I+D, inversión en sistema educativo) y este berenjenal puede arreglarse. Intentar nadar y guardar la ropa sería un error de calibre histórico.