15 mayo 2010

Gripe institucional


Abril 2010: GRIPE INSTITUCIONAL

Derecha intoxica y desprestigia instituciones. Saben que su electorado (no crítico) no deserta. Garantía de cupo de votos.
Izquierda timorata, atontada, cobarde, sin capaz de reacción ni evolución.
Mala situación institucional, pérdida de confianza, mezclado con crisis financiera (y real): ciudadanía desencantada con izquierda, pérdida de votos y de representatividad.
Representantes institucionales enrocados en sus posturas, condenando y viciando postura insostenible y dañina a medio y largo plazo.
Transición hecha a medias: derecha aprovecha vías abiertas para socavar personas y organismos que no les gustan. Izquierda cagá y meá.
 
Ha pasado un mes desde que dejé esa especie de bosquejo almacenado en mis notas. Desde entonces todo ha ido a peor. A mucho peor.


No creo que sea ese pequeño fascista que habita en todos nosotros. Desde que tengo cierta conciencia política, más o menos desde los 16 añitos, recurrentemente me ha asaltado la duda sobre la validez del principio de un hombre, un voto. Allá por 1995, en reuniones aderezadas por cantidades indecentes de ginebra, aireaba mis dudas sobre la justicia de que la voluntad en forma de papeleta electoral de cualquier tuviera objetivamente el mismo valor. En aquella época me dejé llevar, creo que en exceso, por un sentimiento de elitismo, de no aceptar que mi voto, mis ideas, y hasta parte de mi trabajo quedara en igualdad de condiciones que el de aquel que no ha tocado un libro en su vida, que no se ha cuestionado nada de lo que ha visto en la tele, que no es capaz de construir una sola oración sin perpetrar algún delito contra la gramática o la ortografía pese a haber disfrutado de las mismas oportunidades que yo. El vulgo, el vulgo. Ese era el concepto raíz en aquellos tiempos.

Han pasado 15 años desde entonces. En este tiempo he tenido la suerte o desgracia de haber una porción razonable de mundo, de gente, de instituciones y de formas de hacer las cosas. El problema surge que al mirar hacia atrás y alrededor mi opinión sobre la validez del statu quo cae en picado hacia pozos negros de repugnancia. Culturalmente vivimos en un páramo aún más estéril que hace 15 años: las instituciones están más viciadas, los partidos van más a lo suyo, los empresarios son aún más sinvergüenzas y la gente... la gente vive hoy aún más aborregada que entonces, fruto en parte de la acción y omisión de todas esas instituciones, políticos y empresarios.


Merced de nuevo a tito Rinze, me encuentro un escrito que viene a resumir mis mismas inquietudes, hartazgo y frustración. Y ésto, enmarcado dentro de esta semana de recortes de nuestro gobierno, que tras haberse pasado los 2 últimos años poniendo parches a diestro y siniestro, en una situación que comprendo perfectamente puede sobrepasar a cualquiera, finalmente se decide a actuar. Tarde y mal, todo sea dicho. Como ya he comentado esta misma semana, no me parecen del todo acertados esos recortes, se me antojan como el enésimo parche para el marrón y no creo que la presa aguante mucha más chapuza antes de reventar. No le perdono al gobierno estos dos años de “intentar evitar medidas”; han perdido el tiempo. No le perdono que se ataque a los sospechosos habituales (pensionistas y funcionarios) y los verdaderos causantes de la crisis sigan de rositas en sus fortalezas financieras. No le perdono que se recorten un 15%, cuando a la vista de los resultados, deberían despedirse ellos mismos o, por lo menos, rebajarse el sueldo un 50%. No le perdono que no se toque a la iglesia, cuando vivimos en un estado laico y existe la posibilidad de ahorrar 500 millones de euros en 2 años. No le perdono que se recorte y no se presenten alternativas ni medidas que cambien esta situación de facturas sin IVA, de economía sumergida galopante. No le perdono que siga con el dodotis calado hasta los sobacos.


Pese a todo esto, siguen abundando los mal llamados fan boys. Dentro de esa fiebre que le entró al PSOE hace algún tiempo con las redes sociales hace algún tiempo, desde Ferraz han creado sus propios monstruitos de Frankenstein, sus propios gurús dospuntoceristas, su propia guardia pretoriana que, ya sea porque lo cobran calentito o por fidelidad mal entendida que se convierte en fanatismo, repitiendo de forma incansable los dogmas alumbrados en la sala de máquinas del partido en un esfuerzo que no sé si calificar de fútil, ridículo o vergonzoso, por justificar lo injustificable, de grandes palabras con poca chicha que las sustenten.


Aquí dejo varios ejemplos. La idea me la dio Reven ayer, comentando las prácticas del primero de los fanboys:

 
Y el mejor lo dejo para el final:



 
¿Autocrítica? Eso para es para pringaos. Que en Ferraz lo hacemos todo de impecabilísima madre.

Los voceros han hablado. Y viendo lo que dicen, y obvian, es manifiesta la necesidad de darle un bofetón en toda regla a los partidos mayoritarios. De dejarles en el paro. Por su inoperancia, por su ego-partido-centrismo, por dejar a millones de personas tiradas como colillas por su ineptitud, por bloquear una reforma electoral que era imprescindible y que les sacaría los colores y, sobre todo, por seguir intentando tomarnos el pelo.

No más PPSOE. No más Cánovas-Sagasta.

¿Carnet de voto? Ahora mismo diría que sí.